Liturgia de la Palabra

Orden de la MisaDios habla con nosotros hoy. Escuchamos y respondemos a la Palabra de Dios.
 

La primera lectura
Nos sentamos y escuchamos mientras el lector lee del Antiguo Testamento o de los Hechos de los Apóstoles. El lector termina diciendo: “Palabra de Dios”. Respondemos:
Te alabamos, Señor.

El Salmo responsorial
El cantor nos guía para cantar un salmo.
 

La segunda lectura
El lector lee del Nuevo Testamento pero no lee de los cuatro Evangelios. El lector termina diciendo: "Palabra de Dios". Respondemos:
Te alabamos, Señor”.

La aclamación
Nos ponemos de pie para honrar a Cristo presente con nosotros en el Evangelio. El cantor nos guía para cantar el “Aleluya” u otro canto durante la Cuaresma.

El Evangelio
El diácono o el sacerdote proclama: “Lectura del santo Evangelio según san (nombre del escritor del Evangelio)”. Respondemos:
Gloria a ti, Señor.

Proclama el Evangelio y al finalizar dice: “Palabra de Dios”. Respondemos:
Gloria a ti, Señor Jesús.

La homilía
Nos sentamos. El sacerdote o el diácono predica la homilía para ayudar a toda la comunidad a entender la Palabra de Dios que escuchamos en las lecturas.

La profesión de fe
Nos ponemos de pie y profesamos nuestra fe. Todos juntos rezamos el Credo.

Credo Niceno
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado no creado,
     de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,

(Durante las palabras que siguen y hasta
y se hizo hombre, todos se inclinan.)

y por obra del Espíritu Santo
     se encarnó de María, la Virgen,
     y se hizo hombre;

y por nuestra causa fue crucificado
     en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día,
según las Escrituras;
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su Reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor
     y dador de vida,
que procede del Padre
     y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
     recibe una misma adoración y gloria.
Y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una,
     santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para
     el perdón de los pecados.
Espero la resurrección
     de los muertos,
y la vida del mundo futuro.

Amén.

Especialmente durante los tiempos litúrgicos de Cuaresma y Pascua, se puede rezar el Credo de los Apóstoles en lugar del Credo Niceno.

Credo de los Apóstoles
Creo en Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo,
su único Hijo, Nuestro Señor,
(Durante las palabras que siguen y hasta incluir María Virgen, todos se inclinan.)
que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó
de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar
a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.

Amén.

La Oración de los Fieles
El sacerdote nos guía para rezar por la Iglesia y sus pastores, por nuestro país y sus líderes, por nosotros y por los demás, por los enfermos y por quienes han muerto. Podemos responder a cada oración de diferentes maneras. Una manera de responder es:
Te lo pedimos, óyenos.

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