Hijo de Dios, Hijo de María

Fundamentos para niñosDios Padre eligió a la Santísima Virgen María para que fuera la madre de su Hijo. Ella es la servidora del Señor, que fue virgen toda su vida.

La Encarnación

La Virgen María concibió a Jesús por el poder del Espíritu Santo. Él es el Hijo de Dios. Jesús es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, que se hizo carne y se hizo totalmente humano en todos los sentidos excepto el pecado. Este gran suceso se llama Encarnación. Por lo tanto, la Virgen María, Madre de Jesús, es verdaderamente la Theotokos, la Madre de Dios. La palabra griega theotokos significa “Portadora de Dios”.

En los pasajes iniciales del Evangelio de Juan, leemos:

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. – Juan 1,14

Dios nos ha revelado, a través de la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición, que su único Hijo engendrado asumió nuestra naturaleza humana y al mismo tiempo continuó siendo totalmente Dios.

La Iglesia primitiva llamó a Jesús el Nuevo Adán. La Encarnación fue el comienzo de la nueva creación, el comienzo de la restauración del plan de Creación de Dios. La Palabra de Dios se convirtió en hombre para que pudiéramos ser redimidos y participar de la vida divina. En Él, el plan de Salvación y Redención de Dios se hizo realidad.

Porque Jesús era totalmente humano, experimentaba alegría y tristeza, paz y sufrimiento. Pensaba con una mente humana, actuaba con voluntad humana, trabajaba con manos humanas y amaba con un corazón humano. Jesús es una Persona Divina con una naturaleza tanto humana como divina. Este es un gran misterio de la fe.

En Su Nombre

Mientras Jesús vivió en la Tierra e hizo la obra que su Padre lo había mandado a hacer, no todos creyeron que era el Cristo, el Salvador y el Mesías. Algunas personas estaban muy confundidas y dudosas en creer. Otras fueron hostiles. En una ocasión, cuando Jesús preguntó a sus discípulos: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”, solo el Apóstol Pedro habló y confesó su fe en Jesús. Simón Pedro dijo en respuesta:

“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. – Mateo 16,16

Como Pedro, nosotros también confesamos nuestra fe en Jesús, guiados por el Espíritu Santo. Creemos en la fe como nos la transmitieron los Apóstoles:

  • Jesús es Señor. En la Sagrada Escritura, la palabra Señor se usa para Dios. Jesús es el Hijo de Dios vivo. Es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad y está íntimamente ligado al Padre en el Espíritu Santo (consulta Juan 12,44–45 y 1 Corintios 12,3).
  • Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. El Hijo de Dios se convirtió en verdadero hombre sin renunciar a su divinidad. El Hijo de Dios se hizo como nosotros en todos los sentidos excepto el pecado. Llamamos a esto el misterio de la Encarnación (consulta Juan 1,14).
  • Jesús es el Prometido que Dios envió para liberar a su pueblo y para guiarlo a vivir la Alianza con fidelidad. El nombre de Jesús significa “Dios salva”. Jesús es el Mesías y el Salvador. El nombre Mesías, o Cristo, significa “el Ungido”.
  • Jesucristo es el único Mediador, o “intermediario”, que une a Dios y la familia humana. Solo Él reconcilia a la familia humana con Dios (consulta 1 Timoteo 2,5–6 y Hebreos 9,15–28).

Ser un cristiano no solo es saber y creer que Jesús es el Señor, el Hijo de Dios, el Salvador del Mundo, pero también vivir como sus fieles discípulos, como lo hizo San Lorenzo.

¿Quién dices que es Jesús?

Los Misterios de la Salvación

María es la primera discípula de Jesús. Es la primera y más importante Santa de la Iglesia. María siempre nos señala a Cristo. Podemos mirar a María para que nos enseñe y nos ayude a mantener nuestros ojos en Jesús. María miró el rostro humano de su hijo, Jesús, y vio a Dios. Mantuvo en su corazón el hermoso misterio de su hijo, Jesucristo, el Hijo de Dios. Debemos honrar a María como nuestra madre, también, y nuestro corazón deben ser como el de ella.

La Iglesia nos ha dado el Rosario para ayudarnos a unirnos a María y siempre mantener nuestras vidas centradas en Jesús. Hay veinte misterios del Rosario. La palabra misterios apunta al misterio de la Salvación. Hay cinco Misterios Gozosos, cinco Misterios Luminosos, cinco Misterios Dolorosos y cinco Misterios Gloriosos. Aquí hay una lista de los Misterios Gozosos:

  1. La Anunciación del arcángel Gabriel a la Santísima Virgen María (consulta Lucas 1,26–38)
  2. La Visitación de la Santísima Virgen María a Santa Isabel (consulta Lucas 1,39–49)
  3. La Natividad de Jesús en Belén (consulta Lucas 2,1–14)
  4. La Presentación de Jesús en el Templo (consulta Lucas 2,22–38)
  5. El Hallazgo de Jesús en el Templo (consulta Lucas 2,41–52)

Por el rol único de María en el plan de Salvación de Dios, al final de su vida terrenal fue llevada al Cielo, en cuerpo y alma. La Iglesia nos anima a que recemos el Rosario en su honor. Es una manera en la que podemos bendecir y honrar a Dios con María. La Iglesia celebra el Mes del Santo Rosario en octubre.

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