Angel de la guarda,
dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día,
hasta que me entregues
en los brazos de Jesús, José y María.
Con tus alas me persigno y me abrazo de la cruz
y en mi corazón me llevo, al dulcísimo Jesús.
Amén.
Ángel de Dios
Ángel de Dios,
que eres custodio mío;
ya que la bondad divina
me ha encomendado a tí,
ilumíname, guárdame, rígeme
y gobiérname en este día.
Amén.