El 26 de abril de 2017

Reflexión sobre el I Domingo de Pascua

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Para los judíos en tiempos de Jesús, la resurrección de los muertos era un concepto casi completamente foráneo. Para algunos de ellos, les era difícil pensar en la vida después de la muerte. O, mejor dicho, no tenían una teología del cielo muy desarrollada. Desde un punto de vista positivo, algunos teólogos hablan de la orientación ética del actuar judío que se concentra en el tiempo presente, no en un futuro lejano. Desde otro punto de vista, el no tener una visión muy desarrollada de lo que sucede después de la muerte complica el entender que sucede con la Resurrección de Jesús. Para los creyentes, judíos y cristianos, cuando nuestros primeros padres rompen la amistad con Dios por medio de la desobediencia, llega la muerte como consecuencia del pecado. Esto quiere decir que el ser humano no tenía derecho de entrar a la presencia de Dios antes del Evento de Jesucristo, o sea el Misterio Pascual: La vida, muerte y resurrección de Jesús. Esta es la Buena Nueva de Dios. Cristo ha vencido la muerte, no solamente para él sino para todo el género humano. Muchas veces nos es difícil comprender los designios de Dios. Y tal vez muchas veces nos es difícil aceptar la muerte de un ser querido. Pero para el cristiano, la muerte ya no tiene dominio sobre nosotros. Por medio de la muerte y resurrección de Jesús tenemos vida en Cristo por siempre, tal como lo había ideado Dios desde el principio del mundo. Comenta con tus familiares y amigos lo que significa para ti este triunfo definitivo de Jesucristo sobre la muerte.